Hoy, soy yo la de los presentimientos,
Huelo aires de inquietud y nada,
huelo musgo y frío,
En realidad siento que algo te inquieta,
Quizás sea mi excesiva curiosidad,
Tal vez parte de mi fantasía.
Puede que los ángeles me adviertan
de algún peligro en las montañas
pero cierto es que ni los ángeles ni los elfos
pueden hacer en mi algo para menguar,
para perder o para borrar esto que advierto.
Aveces eres como el cuarto que no hay que abrir,
eres ese secreto a voces,
eres un cielo de tormentas,
eres esa costumbre que no siendo costumbre
se transforma en la necesidad
que siendo necesidad va más allá de la droga,
va derechito al sosiego,
sin embargo un mar incierto y desconocido
me separa de tu lado,
más aquello que sé
no lo he visto ni palpado
solo toca a mi puerta una maraña
alborotada de zozobra.
Puedes abrazarme ahora y mirarme de reojo,
tocarme la frente y sentir tu breve asombro,
puedes ahora cobijarme atrapando mil caricias
que traspasen mis oídos y mis ansias las bendigan,
puedes ahora derrumbarte en mil preguntas,
o sencillamente puedes descubrirme
así como a esos cuadros de Matta,
que sin entenderlos observas en ellos
su contenido cargado de alma
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