Impenetrable (de Amanda Budhatt)
Por instantes la blanca flor de tu mirada
se distrae, se disipa…
Solloza el alma
en la calma del verano claro,
tu vulnerable ser aguda su dolor.
La violencia de tu desazón me inquieta,
retuerce sin miramientos estos mis huesos,
subyuga la letanía de tu materia,
como si de aquella nube ligera, nada te espanta,
nada te altera.
Voces navegando disimulan mi tortura,
acoplan los sentidos, paralizan mi sonrisa.
Por instantes... la blanca flor de tu mirada
se vuelve nada…
necesito y soy yo
quien lo enuncia,
tus palabra, la calidez, o tal vez la transigencia.
Nada duele más que la nada.
En mi,
de cara abierta la intriga está servida.
Te observo; dulce los ojos se te asoman,
y me pregunto...
¿Cuanta lejanía hay en esos instantes?...
¿Cuánto espacio cada vez más grande?...
¿Cuanto más hiela, tu prepucio impenetrable?...
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