Pasos idos, pasos dolidos... (Amanda Budhatt)
Sujetado de la mano de aquel hombre va un niño
creyendo que en el mundo el dolor no existe...
Sujetado de la mano de aquel niño va un hombre
creyendo que la inocencia es transgredible.
Lleva en él, el desaliento, el pasado violentado.
Miedo detestable miedo, invades al niño que va en silencio,
bloqueo, impotencia, culpa, desaliento.
-Los monstruos no existen, dice la madre...
El niño calla, mira al infinito, desvía la palabra.
-El Niño cree que él despertó al monstruo,
Reticente vive y así transcurren sus años..
¡Noooooooooooooooooo!
No es posible vislumbrar tanto dolor,
No me dan las tripas ni el corazón,
Execrable sea la violencia, la vida hiere en las venas
Es demasiado el eco de la imaginación para una madre.
No hay tiempo para más llanto,
no hay intervalo que urja más que sacar el grito ahogado,
que drenar el veneno que navega tras las puertas
de sus cabezas, devolverles el lenguaje, los sueños,
Ayer desangraba por no acunarte en la adversidad,
ayer gritaba, me destrozaba la impotencia.
ayer fue un ayer que nos marcó el hoy.
Todo en la vida parece madurar,
hasta el dolor madura y cambia su color,
cae de viejo y descompone su carne el fruto,
Hoy, abono oxidado, abono al fin y al cabo.
lunes, 22 de agosto de 2016
sábado, 20 de agosto de 2016
De soledades...
(Amanda Budhatt) 2016.
Somos una congregación de soledades;
Dijo Benedetti en un verso...
Tan así es que en el mismo instante
de la dicha o la desdicha
con o sin comparsa
nuestra mente sacará cuentas
de amores y odios,
de dolores paridos,
y paridas felicidades,
sabrá nuestra mente que somos únicos
y clavará en la carne
que la viste de elocuencia
una sentencia secreta de lo no compartido.
Allí mismo el ser,
siendo solo en SU mundo,
comprenderá su gran error.
No hay soledades sin compañías.
Fotografía: Brooke Shaden
(Amanda Budhatt) 2016.
Somos una congregación de soledades;
Dijo Benedetti en un verso...
Tan así es que en el mismo instante
de la dicha o la desdicha
con o sin comparsa
nuestra mente sacará cuentas
de amores y odios,
de dolores paridos,
y paridas felicidades,
sabrá nuestra mente que somos únicos
y clavará en la carne
que la viste de elocuencia
una sentencia secreta de lo no compartido.
Allí mismo el ser,
siendo solo en SU mundo,
comprenderá su gran error.
No hay soledades sin compañías.
Fotografía: Brooke Shaden
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